Chiyembekezo Alison, alias Chembees una tejedora de crochet malauí que reside en Sudáfrica. Tiene 42 años y aunque desde 2020 se dedica al ganchillo de forma profesional —vende patrones y prendas hechas por ella—, domina la técnica desde que era una niña. Así que cuando Chembe se topó en Pinterest con la imagen de un diseño generado por inteligencia artificial (IA), enseguida se dio cuenta de que algo no encajaba: “Cuando encontré esta publicación enseguida hice clic en el enlace, que me llevó a una tienda de Etsy en la que se vendía el patrón. Esto me llevó a investigar más a fondo y descubrí que muchos patrones se estaban comercializando con imágenes generadas por IA”, cuenta por correo electrónico a EL PAÍS esta experta del crochet.

Esa investigación llevó a Chembe a descubrir un mundo entero de nuevos contenidos de knitting generados por chatbots: desde libros que se venden en Amazon hasta canales de YouTube o webs con guías descargables que nunca han pasado por revisiones humanas. “También me encontré con publicaciones en plataformas de Meta con miles de patrones que se venden por mucho menos dinero, y que son una combinación entre unos patrones robados y otros generados por IA. Leer los comentarios confirmó mis sospechas”. Y para demostrarlo, Chembe descargó una de las guías gratuitas que encontró en las redes: “No funcionó porque no había suficientes detalles para completar el proyecto, y el diseñador elude su responsabilidad indicando que el producto final no se parecerá a la imagen, por lo que desde el principio sospechas que no va a funcionar”.

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